¿Cómo encontrar la respuesta correcta?
Apoyado por el principio universal de Causa y Efecto, se puede inferir que cada problema que surge trae consigo implícitamente su propia solución; o como se conoce popularmente: “no existe problema sin solución”.
El reto consiste, por tanto, no solo en encontrar la respuesta sino que esta resulte ser la más certera y adecuada, pues, en definitiva, sólo existe una con la capacidad de dar verdadera solución al problema.
Encontrar la respuesta correcta es, por tanto, lo que nos ayudará a marcar la diferencia. Es por ello que quiero compartir los elementos que toda persona debe conquistar para convertirse en un referente como solucionador de problemas.
Aprender a identificar la voz del ego. El deseo de tener la razón, ganar el argumento, no salir de la zona de confort o aferrarnos a nuestras propias ideas, entre otras, obstaculiza nuestra capacidad de encontrar la tan esperada respuesta, pues tal empeño se orienta más a dar satisfacción al propio ego que a solucionar con eficacia el problema. Aprender a reconocer y dejar ir las exigencias del ego, nos ayudará a descubrir y considerar diferentes perspectivas que nos conducirán a las más eficaces soluciones.
Desafíar nuestras creencias: Salir de nuestra zona de confort implica cuestionar nuestras creencias arraigadas y estar dispuestos a explorar nuevas perspectivas. Al desafiar lo que creemos saber, ampliamos nuestros horizontes y nos abrimos a nuevas posibilidades, evitando así caer en los mismos patrones que nos hacen enfrentar -cada vez- más problemas.
Agudizar el oído. Lejos de lo que estamos acostumbrados a creer, la respuesta que buscamos puede provenir de cualquier lado. Ampliar nuestras fuentes de información, así como abrirnos a escuchar y aprender de quienes nos rodean -conocidos o no- marcará la diferencia. Desarrollar un oído agudo implica la práctica constante de escuchar a otros sin juzgar ni menospreciar sus opiniones, ya que la respuestas que buscamos pueden llegar de lo más inesperado.
Valora las respuestas. Dar con la mejor solución implica un proceso de valoración. Como regla general, aquellas opciones que nos exigen un mayor esfuerzo o parecen más complejas suelen ser las más acertadas, pues las respuestas verdaderas no son las que nos sacan momentáneamente del problema sino las que atacan su raíz o causa.
La idea, por tanto, es entender que los problemas tan solo son las oportunidades que, como individuos o humanidad, la vida nos ofrece para que logremos dar con su resolución. Es, precisamente, el proceso de búsqueda el que nos invita y empuja a explorar un nuevo abanico de posibilidades, y, con ello, a la escalera que nos conduce a nuestro inexorable crecimiento y expansión.