Guía para liberar Emociones Negativas

El proceso de crecimiento y desarrollo personal contempla varios estadios, entre ellos, la gestión de las emociones.

Gestionar emociones es un proceso complejo, principalmente porque sentimos que no tenemos control sobre ellas, ya que estas aparecen —de manera inesperada— cuando una situación o acontecimiento (detonante) se presenta en nuestras vidas; y es precisamente por esa «falta de control» que solemos enfocarnos en lo que creemos que sí podemos controlar (situaciones y acontecimientos) en lugar de enfocarnos en la propia emoción.

En la presente guía estableceremos un proceso que nos ayudará a atender las emociones en sí, para que podarlos liberarlas y con ello evitar que sean estas, en futuras ocasiones, las que nos controlen o dominen. 

Paso 1. Identificar la emoción: Para ello nos colocamos en modo meditativo (sentados, acostados o de pie —con el que nos sintamos más cómodos—), cerramos los ojos y recordaremos una situación que nos haya producido alguna sensación no placentera (rabia, tristeza, desagrado, intolerancia, impaciencia…). Una vez visualizada la situación —y de manera automática­— empezaremos a sentir la emoción; la idea es sentirla y no obviarla (ni reprimirla, o suprimirla) sino transitarla, permitiendo que esta circule por nuestro cuerpo. Una vez presente la emoción, vamos a hacernos consciente de cuál es la parte del cuerpo en la que esta se manifiesta con más presencia: estomago, cabeza, orejas, pelvis, etc. Puesto nuestro enfoque en la parte del cuerpo que más molesta, y aún con los ojos cerrados, nos vamos a hacer — mentalmente­ — la siguiente pregunta: ¿qué es lo que estoy sintiendo realmente?, la respuesta puede ser inmediata o tardar en llegar, lo importante es que nos mantengamos con los ojos cerrados y haciéndonos esa misma pregunta cuantas veces sea necesaria hasta que nos llegue una respuesta.

Paso 2. Transitar la emoción: Una vez identificada la emoción (rabia, tristeza, miedo, ansiedad), y con los ojos aún cerrados, vamos a visualizar —mentalmente— la situación que nos produce tal emoción (la que identificamos en el paso previo), pero esta vez —y haciendo uso de nuestra creatividad— vamos a imaginarnos esa situación en su peor escenario; es decir, recrearemos en nuestra mente —en ordem crescente— que esa situación está ocurriendo y cada vez se hace peor, hasta sentir que no tenemos escapatoria. Para saber si estamos haciendo un correcto uso de nuestra imaginación, tenemos que ir sintiendo —mientras continuamos imaginando— que la emoción se está haciendo más grande y presente hasta llegar al punto en el que se haga casi inaguantable. En esta fase, lo importante es seguir sosteniendo la emoción e ignorar la voz interna que nos dice que no sigamos con el ejercicio.

Paso 3. Liberar la emoción: Llegado al clímax en el paso anterior —siempre que lo hayamos hecho correctamente— nos encontraremos en el estado en el cual «estallaremos» en llanto. Alcanzado este punto podemos abrir los ojos y movernos de nuestro estado meditativo conforme nos lo vaya pidiendo el cuerpo, pero —eso si— sin dejar de imaginarnos la situación y sus peores consecuencias, las cuales, además —y de forma imaginaria— no tienen fin. Esta fase durará lo que haga falta y dependerá del proceso de cada uno. La idea es poder llorar con el propósito de liberar.

Paso 4. Recuperación: Para salir del estado anterior,  debemos dejar que sea el llanto el que cese por sí mismo sin forzar ese final. Una vez este haya cesado, quedaremos con una sensación similar al cansancio, y poco a poco, de forma espontánea —sin forzar— nos iremos recuperando, hasta volver al estado natural en el que estábamos antes de empezar el ejercicio.

Hacernos conscientes de nuestra emocionalidad es fundamental para el proceso de desarrollo y crecimiento personal, ya que esta —de forma consciente o inconsciente— genera un gran peso en nuestras decisiones, hábitos y estilos de vida; como por ejemplo el de tomar decisiones equivocadas o la procrastinación con el fin de evitar sentir el dolor o incomodidad que producen ciertas emociones. Por lo tanto, reconocer nuestra propia emocionalidad, y liberar las emociones —tal como indicamos en el ejercicio anterior— hará que el peso de estas sea cada vez menor, a la vez que iremos ganando más libertad, paz y claridad tanto en la toma de decisiones como en el estilo de vida en general.  

Anterior
Anterior

Steps to Have a Successful Confrontation

Siguiente
Siguiente

Steps to Release Negative Emotions